La Carrera Espacial en la arquitectura norteamericana. 1950-1980
2019
Trabajo Fin de Grado
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada

Recuerdo la primera vez que un libro de Asimov llegó a mis manos. No sabría decir la edad que tenía en ese momento ni cómo lo conseguí, pero sí el título de la obra: Sueños de robot, una recopilación de cuentos independientes que fueron publicados bajo ese nombre en 1986. La premisa era, cuanto menos, intrigante. ¿Desde cuándo sueñan los robots? Quizás con ovejas eléctricas, como diría Philip K. Dick, pero el título implicaba meramente una humanización de esos seres electrónicos con cerebros “positrónicos”. ¿Era posible que la ciencia avanzase tanto como para alcanzar las ideas de un cuento de los años 60? Había encontrado el primer cruce entre realidad y ficción.

A medida que descubría a otros escritores como Arthur C. Clarke, Ray Bradbury o Stanislaw Lem, constataba que la arquitectura que poblaba los lejanos planetas de sus novelas podrían tener homólogos, o al menos referentes, en la arquitectura que a esos escritores les tocó vivir. Las ciudades de Los propios dioses (Isaac Asimov, 1972) son complejos subterráneos que ocupan el estrato superior de la superficie lunar. La estación planetaria de Solaris (Stanislaw Lem, 1961) está realizada en plástico y se encuentra sobre la superficie del planeta acuático homónimo. Arthur C. Clarke alimentó con su novela El Centinela (1951) la imaginación de Kubrick para crear 2001: Odisea en el espacio. Debían existir obras que se asemejasen a estos proyectos utópicos en la arquitectura que no siguiese las reglas marcadas por el Movimiento Moderno.

El año pasado tuve la oportunidad de viajar a Florida y visitar Cabo Cañaveral, desde donde la NASA y otras empresas privadas lanzan sus cohetes rumbo a las estrellas. Tuve incluso la suerte de ver el despegue de un cohete cuyo destino era impactar contra el sol. La NASA se fundó en 1958 a consecuencia del comienzo de la Carrera Espacial, que enfrentó a la URSS y EEUU hasta 1975. Si hoy en día la exploración espacial sigue siendo un objetivo mundial, aún habiendo perdido considerable interés por parte de la sociedad en general, ¿cómo sería cuando el 5% del presupuesto nacional estadounidense se destinaba a poner un hombre en la Luna? La Carrera Espacial debía haber dejado huella en la cultura y, por ende, en la arquitectura americana de los años 50 en adelante.

Fue entonces cuando me surgieron las grandes preguntas que se busca responder en este trabajo: ¿Se vio la arquitectura coetánea a la carrera espacial influenciada por los avances tecnológicos y teóricos de la NASA? ¿Se volcaron los conocimientos arquitectónicos terrestres en el diseño de las naves espaciales que orbitaban sobre la Tierra? ¿Cómo es la relación entre la arquitectura comunista soviética y la carrera espacial rusa? ¿Cuánto se debe a la ciencia y cuánto a la ficción de las novelas y películas de la época? ¿Repercutió en la forma de vivir de la sociedad de la época?